Prueba Sherco Trial 2.5 2006

sherco2006
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Sherco 2.5 2006

La gama Sherco 2006 recibe un bastidor completamente nuevo, también de acero al cromo-molibdeno, pero con sección triangular, más compacto, y pintado en color negro mate.

 En consecuencia, el depósito de combustible ha tenido que adaptarse a las nuevas geometrías, y aunque el diseño es similar, se ha reducido su capacidad en medio litro, pasando a ser de 2,5 litros.

Siguiendo con las suspensiones, Sherco ha puesto remedio a la gran desventaja que le separaba de sus rivales. Por primera vez en la marca, su horquilla Paioli –sigue montando barras de 38mm- recibe regulación externa en compresión y extensión.

El amortiguador Ollé también se ha conservado, pero esta vez con posibilidad de regular la precarga del muelle. Como era de esperar, viend el panorama de las trialeras dos tiempos, la Sherco apenas recibe novedades en su parte termodinámica.

Básicamente los técnicos se han limitado a revisar profundamente el conjunto, y mejorar su estética con una rediseñada tapa de encendido.

Otros detalles menos relevantes, son la impactante imagen de sus llantas, anodizadas en negro en su parte central como en la moto oficial de Albert, y las nuevas estriberas de aluminio.

EQUILIBRADA

Contemplar la nueva Sherco es un cúmulo de extrañas sensaciones. Su diseño es atrevido, puede gustar o no, pero desde luego, dentro del monótono mundo del trial, hay que dar un premio a la innovación. Estudiando de cerca su chasis, realmente sí da esa sensación de ser más liviano, y sobre todo, más accesible mecánicamente.

El gran espacio libre sobre la culata de la 2.5 se debe a que se trata del mismo chasis de la 3.2 4T, bastante más alto. El resto de componentes no experimentan variación alguna. Situados ya sobre sus mandos, las sensaciones son muy positivas. A diferencia de sus rivales, la Sherco es una moto de muy fácil adaptación, bastan unos pocos giros para sentirnos “como en casa”.

En general sus reacciones son muy predecibles, dominadas por un equilibrio global de todos los componentes. Por este motivo, quizás se perfila como la mejor candidata para el usuario medio, que busca una moto sin complicaciones y efectiva dentro de las zonas. En cambio, sigue echando en falta una personalidad más acentuada. Realmente cuesta encontrar algún punto débil a la Sherco, pero lo es aun más el buscar un apartado donde destaque frente a sus rivales.

Dinámicamente, la mecánica de la 2.5 nos recuerda a las reacciones de la Pro 250, aunque a su manera. Lo más interesante es su comportamiento a bajo y medio régimen, donde sus predecibles y ágiles reacciones aportan un pilotaje muy efectivo en zonas técnicas. Por el contrario, y aunque la mejoría es tangible, a este propulsor sigue faltándole carácter en altas revoluciones.

Donde sí se ha dado un gran paso es a nivel de suspensiones. Quizás este ha sido el punto más débil de la moto española, penalizada por la imposibilidad de ajustar sus parámetros a las necesidades y dimensiones del usuario. Ahora que sí es posible, muchos se encontrarán más cómodos a sus mandos, especialmente gracias al agradable tacto de su horquilla delantera, que aporta una gran dosis de ligereza y precisión.

El tren trasero aunque ha mejorado, cada vez se encuentra más lejos del impecable funcionamiento del Öhlins de Gas Gas o Paioli de Beta. No obstante, cumple con buena nota su propósito, y sólo aquellos pilotos de mayor nivel tendrán que buscar una mejor puesta a punto. Para terminar, hay que señalar que se han reducido las diferencias entre Gas Gas y Sherco en términos de peso, aunque la gerundese sigue aventajando a su rival en poco más de un kilo -71,5 kg Gas Gas y 72,7 kg Sherco-. 

Texto: David Quer 

 

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